Gaby Milito está viviendo una auténtica pesadilla. Lleva ya más de un año lesionado -concretamente 13 meses- y todavía nadie le puede asegurar a ciencia cierta cuándo volverá a los terrenos de juego. Hace poco más de una semana volvió a someterse a una artroscopia como medida radical y traumática con el fin de solucionar sus molestias en la rodilla derecha. La intervención fue dirigida por los médicos Homero de Agostino, responsable de la selección argentina, y por Ramón Cugat, el cirujano-traumatólogo que le operó la primera vez, además del responsable médico, Ramón Canal. En un principio se intentó llevar esta artroscopia con el máximo sigilo para evitar que los medios de comunicación se hicieran eco, pero finalmente desde Argentina se destapó la operación obligando a los servicios médicos del Barcelona a reconocerla.
En esta segunda intervención se le realizó una nueva artroscopia para intentar reconducir la situación y mitigar los dolores en su rodilla derecha. En principio, los médicos argentinos aseguran que Milito podría estar recuperado para el mes de octubre, aunque en todo caso hacen los pronósticos con todas las reservas, conscientes de la gravedad de la lesión. Los médicos de Barcelona son mucho más prudentes y no se atreven a marcar unos plazos, sobre todo tras los antecedentes de la primera operación, cuando se marcó entre seis a nueve meses para su regreso, y desgraciadamente ya se han superado casi los trece.
Milito se encuentra en una situación ciertamente difícil porque un jugador de fútbol lleva especialmente mal estar lesionado y más aún cuando no se ve un progreso y el dolor se mantiene firme en su rodilla. Los problemas de verdad para el central argentino llegaron a partir de febrero de este año cuando intentó acelerar su rehabilitación y se encontró con que la rodilla derecha no respondía adecuadamente. Los nervios y la angustia se apoderaron en el central que llegó a caer en una depresión al ver que su esfuerzo no daba los frutos deseados y que su rehabilitación empezaba a encallarse peligrosamente. “Milito está hundido”, fue la sentencia en ese momento de Ramón Cugat, el cirujano que le operó, asumiendo que el jugador estaba anímicamente muy afectado.
Como el dolor no desaparecía y el jugador estaba cada día más agobiado se decidió que marchara a Argentina hasta final de temporada para que desconectara un poco. De hecho, sólo volvió para celebrar los títulos con el equipo y ni tan siquiera estuvo en la foto oficial del triplete, que se hizo un día después de la celebración de la Liga de Campeones, teniendo que completar la foto por medio de un montaje.
Milito ahora sólo quiere empezar de cero e intentar no dar ningún paso más en falso. Atrás queda ya el 29 de abril del 2008 cuando su rodilla ya no aguantó más o el 5 de mayo cuando los médicos del Barcelona le anunciaron que tenía los ligamentos cruzados afectados y que la única solución era pasar por el quirófano. El que iba a ser el mejor fichaje de invierno de la temporada pasada se quedó sin saborear ni un minuto de gloria. Su rostro durante las celebraciones era una mezcla extraña entre felicidad y amargura infinita.
El calvario de Gaby Milito
Hace 15 años
